lunes, 19 de diciembre de 2011

118.

Recuerdos de veranos (a)típicos. Donde si había algo más era miedo; quedaba menos para volver. Extremos opuestos de mismos lugares. Inexplicable, ilógico, pero cierto. Se trataba de una distancia que se podía medir en centímetros. Probablemente en milímetros, pero no tuve tiempo de calcularlo: porque fue igual que un relámpago: fugaz, momentáneo, que no te lo esperas, y tu cuerpo puede reaccionar con un sobresalto, un escalofrío. Escalofrío fue lo que tuve cuando se paró, y no hubo sospechas, sino aclaraciones de lo que ya esperabas. Era todo tan extraño que sentí el surrealismo en cada uno de los pasos que di después: equivocándome, como era de esperar, y desperdiciando oportunidades. Desperdiciando esa oportunidad.
Han pasado varios treintas, treinta y unos, y un veintiocho, y por suerte algo hay olvidado; por desgracia hay algo para recordar. Y cada vez que se recuerda se siente esa oportunidad que probablemente mandara el destino a una persona que de ellas carecía. Y por la falta de costumbre, no supo cómo aprovecharla, y ahora sigue presente; sigue cerca, pero de una forma relativa.

En verdad está a años luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario