miércoles, 1 de febrero de 2012

148.

Deshojar margaritas, porque esperanzas hay pocas, y decides ponerlas en lo primero que encuentres. Paseos en la playa bajo la luz de la luna, única compañía de almas solitarias. Ligeras sonrisas cuando el agua roza los dedos de los pies de la chica. Se divierte indiferente ante la mirada de un grupo de chavales que pasa a su lado. Sólo uno se fija en ella, mientras los otros tres se ríen de "esa loca", que tiene probablemente los ojos más bonitos de todo Málaga. Pero ella sigue sin pensar que el agua ya moja la parte baja de su vestido. Indiferencia, alegría, y esa chispa que cautiva los ojos de él.
Deshojar margaritas es algo que probablemente no funcione, pero confiar en las casualidades es algo bastante optimista.

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