lunes, 19 de marzo de 2012

166.

Al igual que escucho música para evadirme del mundo, escribo porque siento que hay tantas idioteces en mi que necesito sacarlas fuera de vez en cuando. Tengo la sensación de que me empeño en recordar cosas, porque me hicieron sonreír, o me hicieron sentirme una mierda. Porque no recuerdo cómo me lo pasé en las vacaciones de hace 3 años. Pero sí la sensación que tenía en el estómago cuando fui a Málaga tras la muerte de mi abuelo.
No recuerdo la fiesta de mi cumpleaños de hace ocho, pero sí la vez en la que pasé a su lado y no pude pronunciar una palabra. Ni siquiera recuerdo algún premio que gané y esbozo una sonrisa. Pero sí lo hago cada vez que me acuerdo de una canción que me marcó, y sigo escuchando. Nunca había pensado lo que es la vida, hasta hoy. Es tan fácil como la unión de lo que vivimos y hemos vivido. Lo que hacemos y lo que recordamos de ello. No nos podemos quedar con todo, desde luego. Pero lo que se va con nosotros es nuestra vida. Creo que no hay más, todos esos recuerdos eres tú, y la gente que te rodea, pero sobretodo tú. Y no de forma egoísta, simplemente porque tú has sido partícipe de ellos, y los conservas por su valor, tanto si son dolorosos como si son lo mejor que te ha podido pasar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario